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Esperanto, lengua de la paz.

... viene de la primera página.

Tomemos otro aspecto del vocabulario del esperanto. En castellano decimos: caballo, yegüa, potro, cuadra... en cambio en esperanto no existen palabras propiamente dichas, sino "raíces" a las cuales se añaden unos prefijos y sufijos -siempre los mismos- para formar significados. En el caso de caballo la raíz es ceval- (léase cheval). Caballo es cevalo, yegüa es cevalino (-ino significa femenino); potro, cevalido (-ido significa descendiente); cuadra, cevalejo (-ejo significa lugar)... Es decir, que cada palabra memorizada, sirve para formar un promedio de cuarenta palabras más.

Otro de los escollos con los que uno tropieza al estudiar una lengua son las "excepciones" e "irregularidades". Todos los idiomas suelen tener cientos o miles de ellas que dificultan enormemente el aprendizaje. En esperanto no existen excepciones. Las normas son claras y lógicas. Tomemos las conjugaciones de los verbos. Supongamos que somos un extranjero que está aprendiendo castellano y empezamos con el verbo ser: yo soy, tu eres, él es... Este sólo es un tiempo de uno de los muchos verbos irregulares que existen. En esperanto, todos los verbos, en presente y para todas las personas, terminan en -as, en -is para pasado, en -os para futuro... Así, yo amo, tu amas, él ama, será: "mi amas", "vi amas", "li amas". Cuesta menos aprender toda la conjugación del esperanto que el presente del verbo ser en castellano.

Y por último, cuando aprendemos una lengua extranjera, solemos notar una sensación rara, las palabras no parecen estar en su sitio. Esto es así porque desde niños nos hemos acostumbrado a pensar en el orden que nos impone nuestro idioma y creemos que ése es el orden natural. El orden y la gramática son enormes escollos para el aprendizaje de una lengua. En esperanto, simplemente, no existe un orden prefijado: las frases se ordenan según el orden "natural" del que habla.

Podría seguirse dando más ejemplos de sencillez, pero con éstos es suficiente para demostrar por qué el esperanto es una lengua que se aprende entre tres y cinco veces menos tiempo que cualquier otro idioma.

Examinemos ahora la precisión y riqueza del lenguaje. En castellano si decimos: "voy al banco", puede significar muchas cosas: banco de carpintero, de sentarse, de peces, lugar donde se guarda dinero. Solemos deducir a cual nos referimos según el contexto, pero no deja de ser un signo de pobreza de lenguaje el que nos veamos obligados a utilizar la misma palabra para distintas cosas. En esperanto, en cambio, para cada uno de estos "bancos", existe una palabra distinta. No hay confusiones posibles, alcanzamos un grado de precisión inimaginable para los hablantes de otro idioma.

¿Cuántas palabras existen en esperanto? Simplemente, infinitas, porque no existen palabras, sino raíces que se combinan con prefijos y sufijos según se necesite. Arbol se dice en esperanto "arbo", árbol pequeño "arbeto" (-eto significa pequeño) y bosque "arbaro" (-aro significa conjunto). Entonces, si necesitamos mencionar un bosque de árboles pequeños diremos "arbetaro". Aún más, si necesitamos distinguir bosques pequeños de grandes, podemos decir "arbetarego" (-ego siginifica grande). "Arbetarego" es: gran bosque de pequeños árboles. Por eso no existen diccionarios completos de palabras esperantistas, simplemente es imposible, porque no es un idioma rígido, sino que se va adaptando a las necesidades del pensamiento del hablante sin limitarlo jamás.

No es raro que la principal producción literaria original del esperanto sea poética, puesto que con él se pueden expresar sentimientos y sensaciones "para los que no existen palabras". Naturalmente esta cualidad también es muy valiosa para la filosofía, la mística, la ciencia... Al poco tiempo de empezar a aprender esperanto, se comienza a experimentar un fenómeno curioso: se es incapaz de traducir los textos del esperanto al propio idioma, aunque se sepa lo que significa. Simplemente el propio idioma no es lo suficientemente sutil y preciso para traducir el esperanto. Los tiempos de los verbos esperantistas, por ejemplo, son mucho más numerosos que en los demás idiomas. Así, nosotros sólo decimos amante, pero en esperanto hay tres tipos de "amante": el que amó en el pasado, el que ama ahora y el que amará en el futuro; además se distingue, para estos tres tipos de amantes, los amantes normales, los que aman continuadamente y los que inician la acción de amar. Al poco tiempo de debatirte en una maraña de traducciones tan torpes como "el amante que empezó a amar en el pasado de forma continuada" (lo cual se expresa en esperanto con una sola palabra), acabas renunciando a traducir los textos esperantistas a tu idioma y permites que los sentiminetos y los pensamientos fluyan libremente.

 

...sigue en la tercera página...

 



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