LorenzoMediano.com > Obras literarias > Prehistoria > El secreto de la diosa
Esta ha sido la novela que más tiempo y esfuerzo me ha costado escribir, y espero que nunca más vuelva a ocurrirme algo así. Todo empezó en un curso de supervivencia. Allí volvíamos a la prehistoria en pocos días, y rehacíamos el camino de la humanidad. Te dabas cuenta, por propia experiencia, de cómo pensaban y sentían nuestros antepasados. Un día se me ocurrió que, lo que he dado en llamar �el secreto de la diosa�, no es un conocimiento innato, sino adquirido. E inmediatamente surgieron las preguntas: si es adquirido, ¿cuándo se adquirió? ¿cómo? ¿por qué entonces y no antes o después? ¿qué consecuencias tuvo? ¿y por qué los prehistoriadores no lo han estudiado, qué tabú ha existido sobre él?. Empecé a investigar. Y me di cuenta de que los prehistoriadores evitaban el tema porque ponía en cuestión la base de nuestra sociedad patriarcal. Empecé la novela: cientos de páginas que, poco a poco, iban tomando forma. El protagonista principal, Koshmar (que significa �pesadilla� en Esperanto), era un tullido y, por tanto, un inadaptado. Tras varios años de trabajo, en 1995 registré la obra y se la entregué a distintos lectores de prueba. Les gustó mucho, pero uno puso una objeción. Me di cuenta de que el problema consistía en un prejuicio nuestro: los pueblos analfabetos y salvajes apenas saben gruñir. Claro que eso no concuerda con la realidad: Homero no escribió la Ilíada, sino que la contó. Y algunos pueblos primitivos tienen idiomas mucho más ricos, precisos y sutiles que el nuestro. Pero este prejuicio estropeaba la obra, pues sus lectores serían occidentales con el mismo prejuicio etnocéntrico. Así es que decidí reescribirla, esta vez la acción sería descrita desde cinco puntos de vista diferentes, aunque los lectores no se apercibirían de ello. Otro de los problemas era la crueldad. Nosotros no nos consideramos crueles (aunque en un mes de tele y cine disfrutemos contemplando más muertes humanas que un primitivo en toda su vida), y rechazábamos la forma primaria de crueldad primitiva. Traté de suavizar la novela todo lo que pude, por ejemplo quitando el humor que siempre ha acompañado al derramamiento de sangre enemiga o de criminales; pero no quería una novela tipo �Jane Fonda en bikini�. Tirar la novela a la papelera fue una decisión dura, y pensé que, antes de volver a emprender la tarea, escribiría cuentos y relatos cortos, que son más cortos, como su nombre indica. Así nació Cuentos de amor imposible. Luego, vino Los olvidados de Filipinas , un compromiso que tenía con mi familia. Por fin, en 1998 volví a trabajar en El secreto de la diosa . Unos años más, escribiendo desde el principio y corrigiendo una y otra vez. Hasta que en mayo de 2003, se publicó la primera edición con Grijalbo. Se han publicado tres ediciones en tapa dura, cuatro en bolsillo, una para Círculo de lectores y dos en quioscos con RBA coleccionables. Por cierto, ¿qué portada os gusta más? |